Que tus ojos me muestren los etéreos caminos de la noche, donde la vanidad se esfuma, donde toda aptencia es lícita y razonable, cuando todo deseo se vuelve acuciante, lacerante, imperioso...
Que tus manos modelen el vacío de la carne y lo tornen sentimiento vivo...
Que tus oidos den sentido a la plegaria inconexa y descifren el código de las palabras nunca pronunciadas, y de los silencios olorosos y cálidos...
Que el sabor a vacío sea ya sólo un recuerdo imperceptible en la trastienda de todos los grises e inanes reflejos de ausencia...
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Que nos envuelva el aroma verde y azul y blanco, y rojo y caliente y dulce y amargo y salado y... del deseo satisfecho que alienta y alimenta futuros y próximos deseos...
Que tus ojos me muestren....
Imposible imaginar lo que me sobrevendría sólo dos días después de publicar esto
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